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El ciclo histórico del dominio de la burguesía como clase

7 de septiembre de 2010

En la medida en que el proletariado revolucionario y su partido marxista leninista trabajan por la organización y lucha de todos los explotados y oprimidos de la sociedad en contra de la burguesía y su sistema de explotación, crean las condiciones objetivas y subjetivas para hacer posible la transformación revolucionaria, el hundimiento del capitalismo y el final del dominio político de la burguesía.

La burguesía como clase social del modo de producción capitalista tiene un ciclo histórico concreto de vida y de dominio político. Las formas de este dominio político van de la mano del modo de producción que la engendró, la nutre y fortalece. A medida que la burguesía consolida sus formas de explotación y de dominio, en el interior del capitalismo nace el proletariado como clase antagónica que habrá de convertirse en sepulturera de la burguesía y del mismo sistema capitalista de explotación.

Para consolidar su poder político la burguesía se hizo fuerte en la organización de la producción y de la economía, puso a disposición de ella los principios de la ciencia, los adelantos e inventos tecnológicos, hizo uso de los descubrimientos geográficos y se aprovechó de las riquezas de los pueblos conquistados para edificar, sobre su miseria y explotación, la infraestructura que permitiría poner en funcionamiento sus medios de producción. En esta carrera hacia la concentración de la producción, la riqueza y los capitales luchó con las armas en la mano para arrebatarle el poder político del Estado a la clase feudal y teocrática. En esta etapa la burguesía se caracteriza por su papel revolucionario ya que la toma del poder lo hace mediante el uso de la violencia. Este principio confirma el papel por el cambio cualitativo de la sociedad que cumple toda fuerza motriz cuyo interés es derrocar un régimen de explotación para instaurar el suyo a través de la insurrección armada, en cuyo enfrentamiento también se da la batalla de ideas y teorías, entre la escolástica feudal y el liberalismo capitalista. Con el triunfo de este último da inicio al proceso revolucionario en pro del capitalismo explotador, y se fundamenta también los propósitos de la burguesía en lo político, filosófico, económico y social.

Las declaraciones revolucionarias de los burgueses vencedores hablaban de los derechos del hombre y del ciudadano, proclamaban el advenimiento de la “libertad, la igualdad y la fraternidad” como patrimonio de todos los hombres. En este giro histórico las masas populares apoyaron a la burguesía y sus intereses porque contaban de manera limitada y utópica con las armas de la crítica para comprender el alcance real del traspaso de poder.

Por lo tanto la primera fase del dominio político burgués consiste en la lucha revolucionaria armada para conquistar el poder y en el ejercicio de una dictadura de clase extirpar todos los residuos de la vieja organización social, reprimir cualquier tentativa de recuperación reaccionaria y en contra de los pequeños brotes que surgían en contra del naciente sistema capitalista. Una vez asentada en el poder, la burguesía puso en práctica su programa de gobierno en función de sus intereses económicos.

A esta primera fase del régimen político burgués, le sigue un segundo y largo estadio, en el cual las acciones revolucionarias son relegadas a un segundo plano y luego olvidadas en salvaguarda de los logros y conquistas obtenidos. La burguesía pasa de revolucionaria a contrarrevolucionaria y al empleo de métodos e instrumentos de represión contra quienes cuestionan la aplicación de medidas que no amparan a quienes participaron de sus acciones revolucionarias.

Esto ocurre en la medida que el potencial de la producción industrial se eleva, crece en número el ejército de trabajadores, se agudizan las contradicciones de clase, se vuelven más periódicas las crisis económicas del capitalismo y al mismo tiempo se hace más precisa la conciencia crítica del proletariado y se robustecen sus organizaciones. Por su parte la burguesía, como clase dominante, tiene la necesidad de abandonar su método de aparente tolerancia de las ideas y de las organizaciones políticas por un método de gobierno autoritario y totalitario; y en esto reside el sentido general de la época presente.

El sistema parlamentario de la democracia burguesa vive su época de esplendor con la proclama de la igualdad jurídica y política en pro de la convivencia “civilizada” de los hombres.

La crítica proletaria revolucionaria es la encargada de desenmascarar radicalmente esta enorme mentira; así como el de cuestionar y criticar el Estado burgués no como la expresión de la voluntad mayoritaria popular, sino del grupo o grupos económicos que están detrás de los intereses de la clase burguesa dominante.

En la medida en que el proletariado revolucionario y su partido marxista leninista trabajan por la organización y lucha de todos los explotados y oprimidos de la sociedad, crean las condiciones objetivas y subjetivas para hacer posible la revolución del proletariado y aceleran la insurrección armada que hace posible la transformación revolucionaria, el hundimiento del capitalismo y el final del dominio político de la burguesía.