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Cálculo político en la designación del nuevo Papa

12 de marzo de 2013

La Iglesia católica designó a su hombre más poderoso, y lo hizo en la persona de un sacerdote que aparenta humildad. En medio de un escenario crítico para el Vaticano y cuando intenta sortear problemas como las denuncias en contra de curas pedófilos, los denominados vaticanoleaks o los negocios oscuros en inversiones financieras, etc. busca proyectar la imagen de que en su interior se estaría produciendo un giro.

Como no puede ser de otra manera, el análisis político ha primado en la decisión del cónclave que dio origen a Francisco I. No solo busca afirmar su influencia en el continente con el mayor número de creyentes católicos; intenta, además, jugar un papel político en el subcontinente suramericano en el que la correlación de fuerzas políticas ha dado lugar al surgimiento de gobiernos de tinte progresista y en donde la conflictividad social es intensa y las banderas de la lucha por el socialismo ganan adherentes y combatientes. El tiempo mostrará el papel jugado por el nuevo monarca de la iglesia en el intento de revertir espacios perdidos por los sectores políticamente más reaccionarios.

Detrás de esa supuesta humildad del nuevo Papa, se encuentra un personaje cuestionado en Argentina por su colaboración con la dictadura militar de los años 70 y parte de los 80 responsable de la desaparición, tortura y muerte de miles de hombres y mujeres. Jorge Mario Bergoglio, profesa las ideas más atrasadas de la Iglesia católica, enemigo de la teología de la liberación y propagador de planteamientos homofóbicos. Los que dicen que la Iglesia proyecta modernizarse, ocultan el perfil de quien marcará el rumbo del Vaticano.

El peso político que el Vaticano tiene en el mundo es enorme, por eso la atención presentada por los distintos medios; pero muy poco se habla de sus enormes riquezas materiales regadas en todo el planeta. Posee el segundo tesoro en oro más grande del mundo; sus reservas financieras, se calcula, superan los 100 mil mil­lones de euros; es propietario de innu­merables empresas inmobiliarias, de plástico, electrónicas, acero, cemento, textiles, química, alimentos y construc­ción, participa en industrias de alquit­rán, hierro, destilerías, agua potable, hornos a gas, hornos industriales, etc.; el Vaticano es dueño de muchos bancos romanos y de una abrumadora cantidad de poderosas empresas; es el mayor ter­rateniente del mundo occidental y el mayor poseedor de inmuebles.

Esa es la institución que pide a sus fieles hacer votos de pobreza y humildad.