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Cayó otro correísta

2 de mayo de 2018

Cerca de doce horas duró el juicio político a Carlos Baca Mancheno cumplido en la Asamblea Nacional. Más fueron las horas que las cosas que Baca dijo, las mismas frases conocidas, los palabras rebuscadas y las frases sacadas de contexto fueron la tónica, nada dijo sobre los anuncios hechos en radios de la capital en las que amenazó con hacer público ciertas investigaciones.

En el curso de este proceso se pudo evidenciar la carencia de escrúpulos y la incapacidad del ex fiscal a la hora de responder a las acusaciones que las bancadas de oposición en la Asamblea levantaron contra él. Pese a ello, se le debe reconocer un mérito, unir en una sola decisión a 128 voluntades de los distintos bloques que votaron a favor de su censura y destitución, incluyendo a quienes lo pusieron en el puesto, lo que no llama la atención porque morenistas y correístas dan paso a juicios políticos cuando las destituciones son insalvables. 

Hasta poco antes de su participación en la Asamblea, al típico estilo de bravucón de barrio, el fiscal destilaba ataques contra los legisladores, amenazaba con lanzar acusaciones y denuncias; a la hora de su intervención en el pleno terminó pidiendo disculpas.

Muy poco aportaron en el juicio los interpelantes, Henry Cucalón y César Carrión, que en sus intervenciones no se diferenciaron mucho de la mediocridad demostrada por Baca.

La presión social logró la salida del fiscal, que se suma a la lista de correístas sancionados por corruptos, por actuar de manera ilegal. Pero la lista de quienes deben ser castigados es larga y, como todo el pueblo lo sabe, la encabeza Rafael Correa. La lucha por una ética distinta va de la mano con la lucha por el cambio de sociedad, revolución y ética son dos caras de la misma moneda.